ARENAS MOVEDIZAS EN EL PUERTO DE MAR DEL PLATA

Un mes después de la apertura de los sobres correspondientes a la licitación por la ocupación y explotación de los espacios caratulados como 4-E (8.093,40m2) y 62-A (26.139,45m2), llevada a cabo en el Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata, no hay definición y asoman algunos miedos ante la posibilidad de que los “status quo” sigan imperando en el puerto.

Ambos predios, refieren al ámbito de la Escollera Sur donde opera la Arenera Puerto Mar del Plata S.R.L. En una entrevita radial su titular, Juan Antonio Gutiérrez, reconocía que “tenemos una arenera hace 25 años que trabaja con un sistema de refulado con arena de mar que va a la boca del puerto…

 Posteriormente se vende a los corralones", explicaba. Como se sabe, la arena con cloruro de sodio produce afectaciones a las construcciones, ya que es un elemento que actúa sobre el hierro. Es decir que corroe los cimientos de cada edificación que se realice con esa arena, si previamente no fue tratada o lavada con agua sin sal.

Llama mucho la atención que, después de tantos años, por primera vez el Consorcio Portuario haya llamado a una licitación en éste predio. Quizás sea la confirmación de la impronta que el presidente, Gabriel Felicia y su equipo, quieren darle al puerto marplatense. Según se comenta, Felicia viene aplicando consignas muy concretas que apuntan a cambios claves, de fondo, que llevan tiempo, esfuerzos y no sólo son técnicos. Ciertas malas mañas como otros usos y costumbres nocivos siguen vigentes en casi toda la estructura. La gente del “sí, se puede” no supo o no quiso y la gestión actual, con diálogo y mucha acción,  comienza a ir dejar una huella distinta hasta ahora.  El tiempo y los hechos dirán. 

En diciembre del año pasado Felicia ordenó la demolición del antiguo silo arenero construido a mediados de la década del ’60, fuera de servicio desde hacía una década y ubicado dentro del predio explotado por Arenera Puerto Mar del Plata.

En primera instancia, la administración de Felicia evaluó el panorama para tener claridad y saber quien es quien, a fin de avanzar sobre medidas que resuelvan, al menos, parte de problemas viejos y crónicos del puerto. Un ejemplo de ello es, precisamente, el llamado a licitación de la arenera, aunque todavía falta ver si se contará hasta el final con la decisión y la fuerza suficiente. 

Se comenta que hay muchos intereses e interesados en juego, preocupados y ocupados, sobre el desenlace del tema ya que, para sorpresa de muchos, además del actual usuario, se presentó otra empresa local.  “Nos dormimos, no nos avisaron nada. Teníamos la vaca atada y ahora podemos perder todos”, trascendió que dijeron los empresarios ante el personal del Consorcio presente en el acto de apertura, cuando apareció el sobre conteniendo la propuesta del competidor.  

Pero la sorpresa no terminó ahí: las luces de alerta se encendieron cuando a la luz de “todos y todas”, se conoció que la nueva oferta sería ampliamente superadora a la de los viejos permisionarios.

La terminal marina más famosa del país, como la ciudad misma, se ven avejentados. La posibilidad de que nuevos actores e inversiones lleguen al Puerto de Mar del Plata es una consigna real y urgente que muchos anuncian, pero pocos concretan. Quizás sea Felicia quien logre articular esta renocación que, además, quiebra con los tradicionales modelos empresarios portuarios, los cuales siguen, en su gran mayoría, sin generar inversiones ni empleos suficientes, pescando dentro de la pecera.